lunes, 9 de marzo de 2009

Como encuadernar libros.

Mareriales y técnicas:

Es inevitable que los libros antiguos se deterioren con el tiempo: las tapas se estropean y las hojas se sueltan. No hemos de conformarnos con almacenar ejemplares desvencijados. Trabajo artesanal donde los haya, la encuadernación puede ser cosa de todos, siempre que el deterioro no sea muy profundo, en cuyo caso habría que recurrir a profesionales. Aunque es una tarea complicada y requiere precisión, con paciencia y las técnicas apropiadas, podemos recuperar esa pieza que creíamos perdida.

Encuadernar es unir varios cuadernillos formados por hojas de iguales dimensiones con adhesivos, grapas o por cosido. Una cubierta de cartón, tela o piel, los protegerá y dará como resultado el libro. Además de en la restauración, las técnicas de encuadernación también se utilizan para recopilar apuntes u otras hojas sueltas.

Materiales básicos
Para el proceso más sencillo, en cartón, necesitamos: cuadernillos (formados por las hojas plegadas), cartón y papel para las tapas o cubiertas, papel de estraza (como relleno del lomo), guardas (papel para colocar en la parte interna de la cubierta), hilos, que normalmente encontramos ya encerados, cola, sierra fina y una prensa.

Si no tenemos una prensa, podemos hacerla fácilmente. Para ello necesitaremos dos planchas de madera, una máquina taladradora, tornillos largos y palomillas. Haremos un agujero en cada esquina de las planchas, introducimos el tornillo que juntará ambas y lo ajustamos en la parte exterior de la madera con las palomillas. Trabajaremos sujetando el libro entre ambas superficies.

Coser los cuadernillos
En primer lugar, uniremos todos los pliegos, con cuidado de que queden a la misma altura ya que, de lo contrario, el resultado final será defectuoso. Los colocaremos en la prensa. Para coser los pliegos es necesario hacer unas finas hendiduras en los mismos.

Para ello, en primer lugar, realizaremos varias marcas, una a un centímetro aproximadamente de la parte inferior; otra a una distancia un poco mayor en la superior; dos más a unos dos centímetros de las dos anteriores, hacia el interior; y una última en el centro. Para facilitar el trabajo, las hojas del lomo han de sobresalir un milímetro de la prensa. Serraremos estas marcas de forma que queden surcos muy finos, lo justo para que quepa el hilo, de una profundidad de uno o dos milímetros.

A la hora de ensamblar los cuadernillos, existen dos posibilidades. La más sencilla consiste en encolar el lomo e introducir pequeños trozos de hilo en las ranuras, con una longitud mayor que el tomo de hojas. Después se aplica otra capa de cola. Una vez que está bien seca, cortamos el hilo que sobra.

Más sofisticado, pero con un mejor resultado, es coser los cuadernillos uno por uno. Se comienza con el primero. Se introduce un hilo encerado por la ranura inferior, dejando el extremo suelto, hasta el centro del pliego, y se saca por la siguiente ranura, se vuelve a meter el hilo por ésta y se realiza el mismo paso hasta llegar a la parte superior del lomo.

El segundo cuadernillo se une al primero realizando los mismos pasos, pero en sentido inverso, desde la parte superior hasta el pie del libro. El cabo sobrante se anuda al que dejamos al principio. Se van uniendo los restantes de la misma forma, haciendo cadenetas con los extremos de los hilos anteriores. Finalmente, presionar los hilos para que no sobresalgan y encolar el lomo.

Colocar las cubiertas
Seguidamente, preparamos las dos guardas. Consisten en papel doblado en forma de libro que unirá la cubierta al tomo de hojas. Una de las partes se pega a la primera hoja y otra parte de la segunda a la última hoja, con cola, con cuidado para que no queden burbujas de aire. Con la ayuda de la prensa la fijación quedará perfecta. Las otras se pegarán a las tapas.

Para preparar las tapas, cortaremos dos superficies de cartón, con la medida de los pliegos del libro (más unos milímetros en la parte exterior). Se corta otro trozo de cartón de la misma altura que el lomo y de una anchura un poco inferior a la de éste. Encolamos el lomo y pegamos papel de estraza para un mejor acabado.

El paso final será incorporar las tapas al libro. En primer lugar, extenderemos el papel de las tapas. Disponemos el cartón de la portada, el del lomo y el de la contraportada, de forma que coincidan con el grupo de hojas. Una vez ubicados perfectamente en el papel, se unen a éste encolándolo; el papel debe sobresalir un poco para doblarlo en la parte interna. Por último, las guardas que quedaban libres, se pegan a las tapas; prestaremos atención para que éstas tapen la doblez que habíamos realizado. Con este último toque, el encuadernado está completo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario